La iglesia católica realizó la beatificación de dos sacerdotes y dos laicos que fueron asesinados en 1977 y 1980.
La Plaza del Salvador del Mundo fue el punto de encuentro donde cientos de personas atestiguaron la beatificación del sacerdote jesuita Rutilio Grande, sus compañeros laicos Manuel Solórzano y Nelson Lemus, asesinados el 12 de marzo de 1977; y del fraile franciscano Cosme Spessotto, asesinado el 14 de junio de 1980.
Con el frío de la noche, los últimos mensajes se pronunciaban para dar por finalizada una misa solemne y los invitados permanecían en sus asientos, agradecidos de haber presenciado un acto de tanta relevancia como pocas veces ha ocurrido en El Salvador, dos para ser exactos.
Lorenzo Martínez llegó desde San Francisco Chinameca a la misa. “Son siervos de Dios, que trabajaron para el pueblo de Dios y lo demostraron y con eso agradaron a Dios con su martirio”, dijo.
En pantalla gigante, los parroquianos de San Juan Nonualco vieron la beatificación de fray Cosme. / Cortesía
“Fray Spessotto ha sido una persona entregada a su pueblo, a su parroquia espiritualmente y también se entregaba de lleno en el sentido de estar con ellos, trabajando”, dijo Luis Martínez, de Zacatecoluca.
El mensaje de los beatos trascendió las fronteras. “Es una alegría, pues es el testimonio viviente de estos hombres que entregaron su vida por amor a Cristo, por amor al pueblo”, dijo María Teresa, de las hermanas del Monte Calvario, de origen nicaragüense.
…Mártires de la fe. Ellos estuvieron al lado de los pobres anunciando el Evangelio, la verdad y la justicia hasta la efusión de la sangre”. Francisco, Papa Iglesia Católica
La declaración.
Desde tempranas horas todo estaba dispuesto y decenas de jóvenes estaban distribuidos en las calles de acceso hacia la Plaza para recibir a los invitados. Los requisitos eran mostrar la invitación y la tarjeta de vacunación contra el covid-19.
El sol de la tarde era inclemente, calaba en la piel, muchos se refugiaban bajo las sobra de algún árbol, una tarima o del mismo templete instalado al pie de la imagen del Salvador del Mundo, mientras se llegaba la hora para la solemne celebración.
La iglesia de Aguilares también celebró la declaración de beato del padre Grande. / Cortesía
El rito inició y se desarrolló con el ocaso, el viento soplaba hasta convertirse en una noche fría. Todos permanecieron en sus lugares, atentos cuando llegara el momento de dar palmadas de júbilo, pues su mártires oficialmente ya son beatos.
Con su característica voz calmada, pero con la fuerza que ameritaba en momento, el cardenal Gregorio Rosa Chávez leyó la carta apostólica que envió el Papa Francisco en respuesta a los postulantes de la causa, al clero salvadoreño y a la feligresía católica. “…Regni Dei iustitiae, amoris et pacis usque ad effusionem sanguinis testes ardentes, Beatorum nomine in posterum appellentur”, dijo el Cardenal.
Sí, el mensaje estaba en latín. “…heroicos testigos del Reino de Dios, Reino de la justicia, el amor y la paz, hasta la efusión de la sangre, de ahora en adelante serán llamados beatos”; y que sean celebrados cada año el 12 de marzo y el 10 de junio, según la traducción en español de la carta que fue leída por el sacerdote Rodolfo Cardenal.
Nuestros mártires pueden ayudarnos a recuperar la memoria y la esperanza para que no renunciemos al sueño de una país reconciliado”.
Sacerdotes ecuatorianos asistieron a la beatificación. / Ó.M.
Recuperar espíritu de Acuerdos de Paz.
Rosa Chávez mencionó que hubo representación de las comunidades pastoreadas por los beatos y que en la figura de los laicos Manuel Solórzano y Nelson Lemus estaban representados “los innumerables mártires anónimos que forman parte de ese número simbólico de los 75,000 muertos que hemos llorado a lo largo de la lucha fratricida que nos desangró durante doce años y que terminó felizmente cuando las partes enfrentadas firmaron los Acuerdos de Paz”.
El cardenal, quien ha sido un defensor del legado de los Acuerdos de Paz, llama a no abandonar el sueño de un país reconciliado y en paz. “Para ello hace falta recuperar el espíritu de los Acuerdos de Paz y la hoja de ruta que allí se trazó”, sostuvo.
Que la misión sea nuestro compromiso de ahora en adelante para ayudar a este país a cambiar la violencia por el amor, la paz”. José Luis Escobar, Arzobispo San Salvador
Se mantuvo control en los ingresos para verificar que los asistentes llevaran su invitación. / Ó.M.
Funcionarios de gobierno y cuerpo diplomático estuvieron entre los invitados a la misa de beatificación. / Ó.M.
DEM
El Paisnal, una de las parroquias del padre Grande, celebró ayer la beatificación.