Las redes sociales llegaron a nuestra vida hace más de una década y, al día de hoy, millones de personas acceden a una o varias de estas plataformas por motivos lúdicos. Sin embargo, después de la pandemia han aumentado el número de plataformas sociales que, además de entretener, persiguen una finalidad educativa.
Desde idiomas hasta como programar (para mayores y para pequeños), las redes sociales educativas son una herramienta cada vez más atractiva para docentes y alumnos, un camino más para impulsar la comprensión de conceptos y competencias tecnológicas de gran utilidad para la vida actual.
El éxito del aprendizaje online depende no solo de la motivación del alumno y los contenidos pedagógicos a los que tenga acceso, sino también de la posibilidad de crear una red de contactos con los que compartir sus progresos, debatir los temas y consultar dudas para minimizar los errores y dificultades de aprendizaje.
Entre las ventajas que nos ofrecen las redes sociales educativas tenemos: el acceso a contenidos pedagógicos complementarios a los tradicionales y en distintos formatos audiovisuales, los foros de debate virtual para alumnos y docentes, el aprendizaje colaborativo, entre otras.
Todas estas ventajas que nos ofrecen las redes sociales educativas no serían posibles sin el apoyo de los docentes que dedican horas y horas a enseñarles cómo utilizar las diferentes herramientas.