Un estudio reciente, publicado en Plos Biology, revela que los efectos de una noche de mal sueño pueden extenderse hasta por dos semanas, impactando la concentración y la memoria en “olas” sucesivas. La investigación, realizada a lo largo de 133 días con tecnología de monitoreo cerebral avanzada, halló que los efectos no desaparecen rápidamente con noches de descanso adicional.
Los investigadores observaron que una mala noche de sueño provoca, en la primera semana, dificultades de concentración; luego, entre los días siete y quince, afecta la memoria y la atención sostenida. Estos efectos acumulativos subrayan la importancia de mantener una calidad de sueño constante para la salud cerebral.
El estudio también considera factores como actividad física y relaciones sociales, los cuales afectan la conectividad cerebral en conjunto con el sueño. No obstante, se advierte que, al basarse en un único participante, los resultados son preliminares y podrían variar en función de factores individuales.
Para mejorar el descanso en ambientes ruidosos o iluminados, especialistas sugieren estrategias como evitar el estrés por el ambiente, liberarse de reglas estrictas para el sueño, aceptar que una noche de mal descanso es normal, y usar dispositivos de ruido blanco, los cuales ayudan al cerebro a reducir la percepción de ruidos como amenazas, facilitando el sueño.


.jpeg)





.jpeg)






