El entorno de Damian Lillard presiona para que se tomen decisiones después de que el jugador apoyara la controvertida contratación de Chauncey Billups.
Damian Lillard, el ejemplo perfecto en la actual NBA de jugador leal con una franquicia, empieza a acercarse a la puerta de salida. Nadie se la muestra, él está a punto de abrirla. Es lo que se ha filtrado y Chris Haynes ha publicado en una columna de Yahoo. La estrella más brillante del equipo hasta ahora de Terry Stotts y a partir de ahora hasta dentro de cinco años de Chauncey Billups podría pedir el traspaso si no hay cambios más drásticos o si los que se hagan no le contentan. Y los demás equipos miran con expectación.
Lillard ha dejado claro por activa y por pasiva que quiere mantenerse en los Trail Blazers para intentar ganar con ellos, pero son 30 años a sus espaldas y desde 2012 en un equipo con el que ha llegado a los playoffs todos los años menos el primero pero pisando las finales de conferencia en una única ocasión (2019).
La sospecha es clara de que en esta información no hay otro involucrado que no sea el propio Lillard. Le une muy buena relación con Haynes. En las pocas pinceladas que se dan en la misma se asevera que la búsqueda de nuevo entrenador, por la que los Blazers han sido apedreados mediáticamente, ha sido capitaneada por Neil Olshey y que Lillard no hizo sugerencia alguna a pesar de que él mismo dio su opinión en redes sociales. Otra conexión es la de Jordan Schultz, que tiene el podcast Pull Up con el también criticado C.J. McCollum, que pone de vuelta y media a Olshey y asegura que no está bien considerado entre las personas con las que ha hablado. Y nada es casualidad.
Damian Lillard, que viene de encadenar actuaciones individuales de ensueño en los últimos tres años (Mejor Quinteto, All-Star, MVP de la burbuja de 2020, entre otros reconocimientos), decidirá su futuro mientras tiene la primera gran oportunidad con Estados Unidos: será el base de referencia en la cita olímpica de Tokio. En Oregón, a muchas millas de distancia, empieza un nuevo proyecto por la llegada de Billups pero que lo hace a contrapié. Este desaire llega sólo un tiempo después de firmar un contrato por el supermáximo salarial por el que en el último año del mismo, si se acoge a él, cobrará 48,7 millones de dólares. La lealtad salta por los aires por la relación tirante que ahora mantiene con la gerencia, encabezada por Jody Allen (la hermana de Paul Allen, el fallecido propietario y uno de los fundadores de Microsoft), al querer entrenadores diferentes para el cargo de jefe en Portland. Allen apostaba por Becky Hammon, la que hubiera sido la primera mujer en un puesto de esas características en la NBA, pero la presión cedió en favor de Billups, señalado por Lillard pese a que intente recular ahora.
Hay nexos. Billups mantiene una buena relación con Neil Olshey, el mánager general que le ha contratado. Ambos coincidieron cuando Billups era jugador de los Clippers y Olshey estaba en las oficinas de la franquicia. El directivo cambió de equipo en 2012, llegando a Portland a la par que Damian Lillard.
Chauncey Billups también está bajo la lupa y es lo que ha desatado la furia de los aficionados con Damian Lillard y que ha hecho explotar a éste. Billups fue acusado de abuso sexual en 1997 y esa historia ha vuelto a la palestra tras saberse que sería contratado. Cuando era novato de los Celtics fue denunciado ante la Policía de asalto junto a Ron Mercer y un compañero de piso de Antoine Walker por la que era la ex-novia de este último por aquel entonces. Pese a que no hubo pena contra los acusados, el examen médico del Boston Medical Center demostró las acusaciones de la víctima al presentarse lesiones provocadas por prácticas sexuales para las que, según ella, no dio su consentimiento. Sobre todo esto se ha preguntado a Lillard y su respuesta es que no estaba al corriente al ser demasiado pequeño cuando los actos tuvieron lugar hace más de veinte años.
Según la información que arroja Haynes es el trato en las redes sociales el que ha puesto en alerta a Lillard, al que no le ha gustado las insinuaciones de unos fans a los que considera que ha sido leal. De paso siembra la duda sobre el resto de la plantilla de los Trail Blazers, con la que no cree que se pueda ser contendiente al campeonato en este momento pese a ser un fijo del Oeste.
Dame, californiano de nacimiento, había recomendado también a Jason Kidd para el cargo. De sus últimas intervenciones públicas se rescata lo bien que hable del nuevo hombre fuerte en la estructura deportiva de los Mavericks, Nico Harrison, al que está muy ligado a través de Nike. Portland, a los rumores de traspaso que ya había con McCollum, suma ahora un problema todavía mayor en plena reestructuración.